Mensaje y estrategia de comunicación
¡Buenas tardes a todos!
Hoy hemos recibido una gran lección sobre mensaje y estrategia de comunicación de la mano de David Ortiz Castaño (@dortiz3). Os dejo un resumen del contenido más destacado.
¡Espero que os guste y os resulte interesante!
Mensaje
y estrategia de comunicación
Somos las
historias que nos cuentan. Las historias nacieron a la par del lenguaje, nos ayudaron
a reconocer el entorno, sobrevivimos gracias a ellas y determinan nuestra visión
de la realidad.
Los periodistas
somo intérpretes de la realidad, tal y como la conocemos. Las historias cambian
la percepción del momento de una persona y, por ende, la realidad que están
viviendo.
Todas las
historias tienen un objetivo, impactan en el comportamiento, nunca eres el mismo
después de que te cuentan una historia. Tu percepción de la realidad cambia.
Al final,
formamos acontecimientos comunes. Las historias nos dan la posibilidad de concentrar
acontecimientos comunes para “saltar la información” de muchas experiencias humanas.
Las herramientas son historias que generalmente tienen como diana la voluntad
de las personas o de las comunidades.
El autocontrol
es un problema muy grande. No nos basta con una historia, como no nos basta con
una promesa a largo plazo. Las expectativas son el hilo con el que se tejen las
buenas historias.
Para que
una narración sea eficaz debe ser honesta, tener un mínimo de autenticidad, mezclar
información y emociones, conectar con el momento social de mi audiencia, tener
acción y llamar a la acción, dar recompensar periódicamente, etc.
En una
empresa, las historias buscan construir confianza y cimentar la reputación. Cuando
hay confianza, hay menores costes. Tenemos que convencer a nuestros jefes de que
la confianza es dinero, no logramos determinar lo valiosa que es en la cotidianidad.
Creas cooperación con tus clientes. Esto es un juego a largo plazo, que aplica
tiempo, presupuesto y capacidad de adaptación.
No sirve
de nada una buena historia que no se pueda contar, necesitamos que la historia se
adapte a formatos. Es determinante poner orden a la historia, como si
hiciéramos capítulos. Por algo, la Biblia empieza con “En el principio no había
nada”.
Delimitar las
audiencias es uno de los mensajes más “clásicos” en comunicación para empresas.
Comunicación y publicidad se parecen cada día más en su objetivo, hacer una mal
trabajo representa costes y pérdidas en el corto plazo. La vieja idea de invertir
es una estrategia global con grandes compras de medios solo funciona cuando hay:
o una reputación asentada o un producto de necesidad global (condicional).
Las audiencias
determinan la frontera de alcance de nuestra historia. El orden y la estructura
que seguir es: escuchar, pensar, priorizar y planear. No podemos saltarnos
ningún paso, ni modificar el orden. “Las personas se ven acosadas por la falta
de oportunidades, si no por la abundancia de estas” – Erich Fromm
Debemos
dar una estructura a los mensajes. El argumento básico es quiénes somos y por
qué estamos aquí.
El argumentario
es un documento interno, es como un atlas. Un buen argumentario debe ser
sencillo y práctico. Debe ser integrado en el discurso de la organización, machacar
los conceptos claves, convertir en mensajes simples, dibujar fronteras para los
portavoces, acompañar declaraciones, etc.
La intermediación ha cambiado, la guerra
contra el algoritmo es aquí y ahora (o pagas tributo). Está cambiando todo constantemente.
Incluir la interacción a la estrategia. Ni comunicación 2.0 ni mucho más. La interacción
con nuestros públicos son la normalidad en el entorno actual. No entendamos la
estrategia de comunicación sin que pueda ser interactiva con los clientes.
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